Algún día me he parado a pensar en lo que hace el tiempo. En
un año puedes ver tu vida dada completamente la vuelta; en 10 años puede que
sigas igual o puede que en un minuto tu vida cambie radicalmente.
Puede que en
un abrir y cerrar de ojos ya no seas quien eres. Puede que en un segundo te des
cuenta de todas las cosas, de que las historias interminables siempre tienen un
final, de que los amores de verano son pasajeros y de que no puedes acabar algo
que nunca empezó. Puede incluso que te des cuenta de que no existen las medias
naranjas, de que los príncipes azules no vienen a caballo y de que debajo de la
lluvia también se puede llorar de alegría.
Puede que solo en un instante todo
de un giro radical de 180º. Puede que seas feliz, puede que no, puede que te
rías, puede que llores. Puede que te cruces a alguien especial, puede que no. Pero
así somos nosotros; seres impredecibles pero calculadores, románticos pero no
empalagosos, felices pero no estúpidos.
Nos damos cuenta de las cosas. De los “sí”
y de los “no” enmascarados con un “puede” o “ya veremos”. De los “luego te veo”
dándonos cuenta que eso es lo que hacemos, dejarlo todo para “Luego”. De que no
hacemos nada aquí y ahora. De que el aquí y ahora está sobrevalorado. De que no
tenemos prisa en hacer las cosas pero sí en que las hagan. De que no sabemos
qué queremos ser exactamente pero tenemos muy claro lo que no queremos ser. De
que te has cansado de jugar. De que lo que para ti ha sido un “todo” para él ha
sido un “nada”. De la diferencia entre “es una más” y “es ella”. De que no
valoramos lo que un día tuvimos hasta que reconocemos que lo hemos perdido. De
que tendríamos que espabilar. De que hay veces que es necesario reaccionar a
tiempo, porque todo lo que tardes es tiempo perdido.
De que las mejores
historias están por contar, las mejores
canciones están por escribir y los mejores besos están por dar. De que cada
historia tiene diferentes puntos de vista y ni el tuyo ni el mío es el
verdadero. De que los mejores amigos son para siempre y quien diga lo contrario
no sabe lo que es un mejor amigo. De que vale mucho más una copa en buena compañía
en un antro que un copazo decorado por
un diseñador de interiores con un completo desconocido.
De que los mejores
tiempos son los que nos han tocado vivir. De que los mejores besos no son
premeditados y de que los mejores consejos no se dan sobrio. De que es mejor
solo que mal acompañado. De que París siempre será París. De que “nosotros”
nunca existió. De que siempre fuimos “tu” y “yo”. De que los “te quiero” no se
predican a los cuatro vientos y de que los mejores detalles no son materiales.
De que el tiempo pasa y el mundo estaba antes que tu. De que tienes que hacer
algo. De que tienes que hacerlo ya. De que, por mucho que lo niegues,eres así y nada
podrá cambiarte.