Sí, eso he dicho. Vive de
esperanzas y vive de sueños. Vive de momentos que ya han pasado y nunca se
repetirán. Vive de sentimientos especiales que podrás volver a sentir si te lo
propones. Vive de metas por cumplir, caminos que recorrer y calles que pisar. Vive,
sí, de todo. Vive de lo bueno y de lo malo, de lo posible y lo improbable, de
lo real y lo ficticio.
Vive de aventuras y de sueños, también de los rotos.
Vive de sensaciones, de canciones y de bailes. Vive de días y de noches, de
lágrimas y sonrisas, de personas que se van y nunca vuelven, de personas que
llegan y nunca se van. Vive de emociones, vive de rechazos, aceptaciones, decepciones
y sinsabores. Aprende a vivir de una vez, con todo, con nada.
Aprende a
levantarte cada mañana con esa sonrisa que hace que cada persona que pasa a tu
lado no pueda evitar devolvértela; a sonreír para que la vida te sonría, a
aceptar la vida como nos venga. Aprende a dejar de sentir, a dejar de querer y
a dejar ir a quien no se quiera quedar. Aprende a ver las pelis, llorando si
quieres, a emocionarte sin preocuparte por el resto. Vive de cuentos de hadas, vive de ti misma, vive de historias inverosímiles junto a ese príncipe que apareció.
Sigue viviendo M. Nadie te
puede decir que no te hagas ilusiones, nadie te puede arrebatar lo que sientes.
Algún día tendremos un ciervo al que mirar a los ojos y ver que todo tiene
sentido, que nuestro vestido azul con un vuelo increíble nos hará tener el
mejor baile del mundo.
Mientras tanto, vive el ahora. Vive de esperanzas. Yo estaré
contigo, riéndome contigo, llorando contigo. Lo que sea, pero contigo. Nada ni
nadie puede quitarnos nuestra manera de disfrutar la vida, ni la esperanza, ni
los sueños. Y aunque lo intenten, bueno, seguiremos riéndonos con la vida, como
ella lo hace con nosotras. Eres mi persona M, no lo olvides.
P.