Cada canción favorita es una historia sin contar, cada
suspiro es un pensamiento perdido en la memoria, cada mirada es un pozo sin
fondo en el que te puedes ver reflejado.
Puede que alguien intente hacerte
daño, de hecho tú lo intentaste. Lo conseguiste, para qué mentir. Lo hiciste. Un
socavón enorme, una herida tan profunda que todavía no ha cicatrizado. Pero las
heridas se curan, cicatrizan, se olvida que las tuviste. Pero solo se olvidan
si las dejas cicatrizar solas. Cuanto más intentes que se curen, más despacio
lo harán.
Todo necesita su tiempo, o eso dicen: “el tiempo todo lo cura”. Pero,
¿lo cura de verdad o simplemente lo tapa? Hay personas que son muy difíciles de
tapar, son muy difíciles de “cicatrizar”, de olvidar, de perdonar. Puede que en
el futuro nos encontremos, puede que seas feliz y puede que yo también. La
verdad es que puede pasar cualquier cosa. Puede que te acuerdes de quien eras.
Quizá no.
Hay algo que siempre nos recordará a las personas a las que hemos
querido: las canciones. Una canción es como una historia, como un amor de
verano, como un roce fugaz pero intenso, como un beso. Una canción te dice todo lo que
te gusta, lo que no te gusta, lo que sientes y lo que no puedes sentir. Y por
eso, hay canciones que se nos graban a fuego en la memoria, que nos recuerdan
momentos álgidos y sin fundamento, o puede que con demasiado. Puede que
entonces las canciones nos enseñen a recordar y a la vez a perdonar. A olvidar.
Es verdad, el tiempo todo lo cura pero a su manera. No podemos pretender
olvidar ciertos sentimientos que afloran en nuestra piel como si se pudieran
borrar con una goma de borrar. Ni siquiera se puede borrar todo.
Hay miradas
que son inolvidables. Hay besos que desearías que fueran eternos y por eso los recuerdas.
Para que lo sean. Mi pregunta es, ¿y si dentro de dos años me encuentro contigo,
mi cicatriz se reabrirá? O si duele, podría pensar que no se había cerrado, que
seguía abierta y que tu eres como el alcohol que nunca dejará que se cierre.
Por eso te lo pido, vete. Deja que se cierre. Ya la has hecho demasiado
profunda como para no dejar que cicatrice. No necesito que me queme cada vez
que te vea. Por eso, vete. Por eso, no vuelvas. Por eso, te olvidaré, pero ya
sabes, a mi manera.
"Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado"- Paulo Coelho
No hay comentarios:
Publicar un comentario