miércoles, 19 de febrero de 2014

Canciones


Cada canción favorita es una historia sin contar, cada suspiro es un pensamiento perdido en la memoria, cada mirada es un pozo sin fondo en el que te puedes ver reflejado.



 Puede que alguien intente hacerte daño, de hecho tú lo intentaste. Lo conseguiste, para qué mentir. Lo hiciste. Un socavón enorme, una herida tan profunda que todavía no ha cicatrizado. Pero las heridas se curan, cicatrizan, se olvida que las tuviste. Pero solo se olvidan si las dejas cicatrizar solas. Cuanto más intentes que se curen, más despacio lo harán.
Todo necesita su tiempo, o eso dicen: “el tiempo todo lo cura”. Pero, ¿lo cura de verdad o simplemente lo tapa? Hay personas que son muy difíciles de tapar, son muy difíciles de “cicatrizar”, de olvidar, de perdonar. Puede que en el futuro nos encontremos, puede que seas feliz y puede que yo también. La verdad es que puede pasar cualquier cosa. Puede que te acuerdes de quien eras. Quizá no.


 Hay algo que siempre nos recordará a las personas a las que hemos querido: las canciones. Una canción es como una historia, como un amor de verano, como un roce fugaz pero intenso,  como un beso. Una canción te dice todo lo que te gusta, lo que no te gusta, lo que sientes y lo que no puedes sentir. Y por eso, hay canciones que se nos graban a fuego en la memoria, que nos recuerdan momentos álgidos y sin fundamento, o puede que con demasiado. Puede que entonces las canciones nos enseñen a recordar y a la vez a perdonar. A olvidar. Es verdad, el tiempo todo lo cura pero a su manera. No podemos pretender olvidar ciertos sentimientos que afloran en nuestra piel como si se pudieran borrar con una goma de borrar. Ni siquiera se puede borrar todo.



 Hay miradas que son inolvidables. Hay besos que desearías que fueran eternos y por eso los recuerdas. Para que lo sean. Mi pregunta es, ¿y si dentro de dos años me encuentro contigo, mi cicatriz se reabrirá? O si duele, podría pensar que no se había cerrado, que seguía abierta y que tu eres como el alcohol que nunca dejará que se cierre.



 Por eso te lo pido, vete. Deja que se cierre. Ya la has hecho demasiado profunda como para no dejar que cicatrice. No necesito que me queme cada vez que te vea. Por eso, vete. Por eso, no vuelvas. Por eso, te olvidaré, pero ya sabes, a mi manera. 




"Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado"- Paulo Coelho


No hay comentarios:

Publicar un comentario