martes, 25 de marzo de 2014

Nada podrá cambiarte

Algún día me he parado a pensar en lo que hace el tiempo. En un año puedes ver tu vida dada completamente la vuelta; en 10 años puede que sigas igual o puede que en un minuto tu vida cambie radicalmente. 


Puede que en un abrir y cerrar de ojos ya no seas quien eres. Puede que en un segundo te des cuenta de todas las cosas, de que las historias interminables siempre tienen un final, de que los amores de verano son pasajeros y de que no puedes acabar algo que nunca empezó. Puede incluso que te des cuenta de que no existen las medias naranjas, de que los príncipes azules no vienen a caballo y de que debajo de la lluvia también se puede llorar de alegría.


 Puede que solo en un instante todo de un giro radical de 180º. Puede que seas feliz, puede que no, puede que te rías, puede que llores. Puede que te cruces a alguien especial, puede que no. Pero así somos nosotros; seres impredecibles pero calculadores, románticos pero no empalagosos, felices pero no estúpidos.


 Nos damos cuenta de las cosas. De los “sí” y de los “no” enmascarados con un “puede” o “ya veremos”. De los “luego te veo” dándonos cuenta que eso es lo que hacemos, dejarlo todo para “Luego”. De que no hacemos nada aquí y ahora. De que el aquí y ahora está sobrevalorado. De que no tenemos prisa en hacer las cosas pero sí en que las hagan. De que no sabemos qué queremos ser exactamente pero tenemos muy claro lo que no queremos ser. De que te has cansado de jugar. De que lo que para ti ha sido un “todo” para él ha sido un “nada”. De la diferencia entre “es una más” y “es ella”. De que no valoramos lo que un día tuvimos hasta que reconocemos que lo hemos perdido. De que tendríamos que espabilar. De que hay veces que es necesario reaccionar a tiempo, porque todo lo que tardes es tiempo perdido.


 De que las mejores historias están  por contar, las mejores canciones están por escribir y los mejores besos están por dar. De que cada historia tiene diferentes puntos de vista y ni el tuyo ni el mío es el verdadero. De que los mejores amigos son para siempre y quien diga lo contrario no sabe lo que es un mejor amigo. De que vale mucho más una copa en buena compañía  en un antro que un copazo decorado por un diseñador de interiores con un completo desconocido.


 De que los mejores tiempos son los que nos han tocado vivir. De que los mejores besos no son premeditados y de que los mejores consejos no se dan sobrio. De que es mejor solo que mal acompañado. De que París siempre será París. De que “nosotros” nunca existió. De que siempre fuimos “tu” y “yo”. De que los “te quiero” no se predican a los cuatro vientos y de que los mejores detalles no son materiales. De que el tiempo pasa y el mundo estaba antes que tu. De que tienes que hacer algo. De que tienes que hacerlo ya. De que, por mucho que lo niegues,eres así y nada podrá cambiarte. 


viernes, 7 de marzo de 2014

La Energía que mueve el mundo


Prisas, carreras para llegar a clase, semáforos en rojo que hacen que nos desesperemos, minutos que se nos hacen interminables. Estamos constantemente en un movimiento frenético, en un bucle interminable de prisas y maratones por la ciudad. 


Somos impacientes. Por naturaleza, porque sí. Porque nos gusta saber si hay algo a la primera de cambio, porque no nos gusta que las cosas lleven su tiempo, porque lo queremos todo y lo queremos ya. Porque el todo o nada pasa a ser un ahora o nunca. Porque el “mañana hablamos” deja de tener sentido cuando no es un “ahora”. Porque tenemos prisa. Vivimos con prisa. No sabemos esperar. No tenemos en cuenta que las mejores cosas pasan cuando sabemos relajarnos y mantener la calma, cuando las cosas se toman su tiempo para que ocurran, cuando no es un “aquí te pillo, aquí te mato”. Porque no nos damos cuenta de que el mundo no se hizo en un día, de que puede que un Ford se haga en 13 horas, pero un Rolls-Royce necesite 6 meses, de que la vida es de los que saben esperar.


Pero esperar no significa no hacer nada, significa vivir con paciencia pero vivir. Significa salir de tu casa con una sonrisa enorme con el único propósito de comerte el mundo, significa pensar en positivo constantemente, significa ser feliz con lo que haces y no depender de nadie. Porque la vida no es de la suerte, ni siquiera de la buena suerte. La vida es de las oportunidades y de nuestra elección. Todo es una cuestión de tiempo. Porque al final todo llega cuando tiene que llegar.


 Puede que te equivoques en muchas decisiones que tomes en tu vida, puede que pienses que son las correctas en un principio pero más adelante te despiertas y te das cuenta de que no. Pero equivocarse es de humanos y rectificar es de sabios. Lo mejor de los errores no es el hecho de equivocarse y ser capaz de rectificar. Lo mejor es sacar todo lo bueno de ellos, lo que te han enseñado, las nuevas amistades, los nuevos sentimientos, los nuevos pensamientos. Es saber que el hecho de equivocarse no conlleva a fracasar, es saber que vivir sin prisa no significa vivir sin pausa, es saber que puede haber piedras en tu camino con las que te encante tropezar. Pero en algún momento tendrás que superarlas. En algún momento tendrás que tirarlas al mar.


No puede ser que nuestro pasado sea un lastre. Tiene que ser una lección de vida, un posible error cometido a sabiendas y del que no te arrepientes. Porque arrepentirse de las cosas insignificantes no te deja ver con claridad lo que de verdad importa. Porque tienes que darte cuenta de que siempre va a haber gente que esté ahí, sabiendo quién eres. Porque llega un momento en la vida en el que pones las cosas en una balanza y decides tirar ciertas cosas desde un séptimo piso para que nunca más vuelva a pesarte. Tíralas. Pero nunca olvides por qué las tiraste. Nunca olvides por qué te pesaban tanto.



Párate a pensar en esas personas que te ayudaron a tirar esas cosas por la ventana, piensa en cada palabra, en cada gesto, en cada mirada. Piensa en las sonrisas, en el apoyo y en la lección que has aprendido. Recuerda que nunca es tarde para sonreír teniendo a gente que te ayuda a soltar el lastre que te sobra. Porque no somos tu y yo la energía que mueve el mundo, no. No somos nosotros. Pero si ellas, esas amigas que están incondicionalmente a tu lado, fallo tras fallo, error tras error, lágrima tras lágrima. Ellas sí son la verdadera energía que mueve el mundo.


" Everything will be all right in the end... if it's not all right then it's not yet the end"

sábado, 1 de marzo de 2014

El Credo de los valientes

Llámalo casualidad, llámalo destino, azar. Llámalo como lo quieras llamar. Pero sabes que crees en él, sabes que está ahí para bien o para mal. Sabes que te persigue, que hace que tengas encuentros inesperados, choques confusos, miradas furtivas. Hace que te sientas libre y a la vez atado.


 Destino. Yo prefiero llamarlo así. Las cosas pasan por algo, eso está claro, de eso no hay duda. El destino es misterioso, es impaciente, es simplemente perfecto. Hay diferentes clases de destinos, diferentes personas en tu destino pero creo firmemente en que cada persona que pasa por tu vida no es por pura casualidad.Creo en el vaso medio lleno que más de la mitad del mundo ve medio vacío, creo en que el último trago sabe mejor si te lo tomas en buena compañía, creo en que los zapatos de un hombre dicen mucho de él y que la sonrisa de una mujer es capaz de deshacer todos los esquemas de un hombre. 


Creo en que los besos son mejores si son sinceros, si son destinados, si no son premeditados. Creo en las noches que no se planean. Pero a veces me pregunto, ¿creo en el destino?. Creo que una prenda en el armario de una mujer dice mucho más de lo que te puedas llegar a imaginar. Creo en las sonrisas sinceras, los besos apasionados y los amores verdaderos. Creo en las coincidencias y en los momentos inesperados. Creo en que todo es mejor si tienes alguien con quien compartirlo.



 Creo en que el esfuerzo da sus frutos y en que quien no se esfuerza no tiene mérito. Creo en cualquier cosa por san Valentín o cualquier otro día del año, en las miradas penetrantes y en las risas incontenibles. Creo en las mejores amigas, en los que te sacan una sonrisa cada minuto del día y en los que hacen que seas feliz. Creo que no existe la suerte pero sí la buena suerte, y esa hay que buscarla y encontrarla. Creo en la emoción de unos zapatos nuevos.



 Creo en el que cree y en el que no cree nada de esto. Creo en ti. Creo en mí. Creo en que algún día me creerás pero yo ya no. Creo en mis amigas. Por eso te digo: cree en algo que te haga ser feliz, cree en algo que sientas de verdad, Cree en la vida y cree en ti mismo. 


"No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta" -Bob Marley